La zona mas imaginativa y fantástica de las sagradas escrituras tiene lugar en los cielos y en los avernos (lugar donde residen las personas que mueren en pecado).
La Corte Celestial es absolutamente masculina. Los ángeles están organizados en varias órdenes, o coros, angelicales. Esta jerarquía se basa en los distintos nombres que se encuentran en la Biblia.
La Jerarquía Suprema: Querubines, Serafines y Tronos. La Jerarquía Media: Dominaciones, Virtudes y Potestades. Y la Jerarquía Inferior: Principados, Arcángeles y Ángeles.
Todos ellos son unos buenos muchachos, jóvenes y apuestos y sobretodo muy obedientes.
El infierno, que es el infra mundo se crea para expulsar a los ángeles que discuten o tienen ideas propias, como Luz Bella.
Dios quiere ser amado por encima de todas las cosas y si no es así, te repudia mientras te dice "serás mio o de nadie" acto seguido te aniquilará.
En el infierno la gente hace lo que le place si el otro se deja.
Es la zona anarca donde no hay leyes que obedecer y donde no hay malos tratos como castigo (como hacía la santa inquisición) el infierno es el hogar de los que se rebelan contra los dictadores.
Son menos malos y vengativos que los otros y según la estadística, muertes atribuibles al diablo en la Biblia hay solo diez, pero atribuibles a Dios y a su pueblo elegido son 33 millones de muertes. Solo en el antiguo testamento de la Biblia. Hasta el día de hoy la cantidad se puede multiplicar por mas de cien, y todo esto en nombre del bien.
La Corte Celestial es un relato masculino para amantes de lo masculino. Las mujeres solo son nombradas para definir el mal y el pecado, así como la portadora de desgracias para el hombre, por ser claramente inferior y provocar el deseo en los infelices hombres, que no pueden luchar contra ese impulso sexual.
La mujer en la historia sagrada es la mala, la tonta, la celosa, la puta, la embustera, la liosa y la criada para todo.
Pero algunas de estas mujeres han sido peores que los hombres para sus iguales. La semilla del mal habita en todas las personas autoritarias. Se le llama intolerancia.
En esta colección aparecen representados a mi antojo muchos de ellos. También se incluyen mujeres pues sin ellas no hay paraíso ni infierno que valga la pena.
Ese vacío que hay en esas escrituras ignorando o maltratando a la mitad de la humanidad, se merece una reforma y aquí está, desde la heterodoxia, el libre pensamiento y sobretodo el humanismo.